El Duomo di Milano, oficialmente Catedral Metropolitana de la Natividad de la Santísima Virgen María, es la catedral de la archidiócesis de Milán y monumento nacional italiano.
Es la iglesia más grande de la República Italiana y la segunda de la península (San Pedro, en Roma, pertenece técnicamente al Estado del Vaticano), la tercera del mundo por superficie y la sexta por volumen.
Hay mucha historia y curiosidades fascinantes en torno a sus muros, y también son muchas las curiosidades que se pueden encontrar estudiando su nacimiento, evolución y el arte que esconde en su interior y exterior.
El Duomo di Milano, oficialmente Catedral Metropolitana de la Natividad de la Santísima Virgen María, es la catedral de la archidiócesis de Milán y monumento nacional italiano. Es la iglesia más grande de la República Italiana y la segunda de la península (San Pedro, en Roma, pertenece técnicamente al Estado Vaticano), la tercera del mundo por superficie y la sexta por volumen. Hay mucha historia y curiosidades fascinantes en torno a sus muros, y también son muchas las curiosidades que se pueden encontrar estudiando su nacimiento, evolución y el arte que esconde en su interior y exterior.
Iglesias de este tamaño tardaron varios siglos, con adiciones y destrucciones, en completarse en toda Europa. La construcción oficial de la catedral comenzó en 1386 y no se terminó hasta el siglo XIX, y en ella trabajaron arquitectos y matemáticos franceses e ingleses, que aportaron su propia influencia a la iglesia.
El Duomo es el edificio con mayor número de estatuas del mundo, nada menos que 3.400 dispuestas entre agujas, terrazas y muros. Algunas de estas estatuas no sólo representan a personalidades vinculadas al cristianismo. Se pueden encontrar esculturas de Arturo Toscanini, Dante Alighieri, Vittorio Emanuele III. Casi intrusos comparados con la iconografía sagrada que se encuentra en el exterior de un edificio sagrado.
En la década de 1970, cuando la plaza se abrió al tráfico de vehículos, la fachada estaba completamente negra debido al polvo fino. Por ello, se aplicó a la superficie de la fachada un acabado especial antisuciedad. Éste, activado por la luz solar, autolimpia las piedras del edificio y también tiene la misión de purificar el aire de contaminantes.
Al llegar a la cima del Duomo, ya sea a pie o en ascensor, se encontrará con 8000 metros cuadrados de terraza, que representan el techo andante de la catedral gótica más grande del mundo. Un bosque de agujas en el que perderse, miles de detalles esculpidos en mármol se abren como un libro que se hojea con calma y se admira mientras se mira hacia arriba.
De pie en la nave, mire hacia el techo del ábside: podrá ver una pequeña luz roja delante de una enorme forma metálica circular. Es el tabernáculo incrustado en el techo a 40 metros de altura que guarda la reliquia del Santo Clavo, es decir, uno de los clavos utilizados para crucificar a Jesucristo. El clavo se extrae del relicario y se lleva al altar de la catedral sólo una vez al año, en septiembre, gracias a una de las ceremonias más evocadoras y curiosas de la tradición milanesa: el rito de la Nivola, en el que se utiliza un "ascensor" en forma de nube.